La geografía de la ciudad cambió
a partir del inicio de clases los primero
s días de marzo, al poblarse las
calles de alumnos y, como cada año, una ola de calor acompaña este evento
cultural. Los que participamos por alguna relación familiar con los educandos de
la “apertura del ciclo lectivo” 2015, asistimos agobiados a jornadas en que no
pocas veces vimos niños y madres descompuestas por el calor.
Las reflexiones infaltables de
los más veteranos hicieron referencia a que “antes era distinto” el clima y,
“las clases comenzaban a mediados de marzo”, todas coincidiendo en que cada año
ocurre lo mismo, a ningún funcionario de Educación se le cae una idea para
evitar esta situación, ya sea postergando el comienzo de las clases o que los
docentes realicen las “jornadas institucionales” ahora, así los niños no
pierden días de clases mas adelante.
En fin, algo que contemple una situación que cada
año se repite, sin mencionar que las aulas carecen de refrigeración y algunas
cuentas con un vetusto ventilador que funciona a duras penas y beneficia sólo a
los que están mas cerca. Esto, es tan sólo una sugerencia ante el inminente
cambio climático del que todos hablan pero… sobre el que nadie hace
previsiones.
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